Época: Grecia antigua
Inicio: Año 2800 A. C.
Fin: Año 2000 D.C.

Antecedente:
La Grecia antigua

(C) Alvaro Cruz García



Comentario

Mientras en el Próximo Oriente y en el Egeo se desarrollan las culturas neolíticas, en ciertas zonas del Cáucaso, ricas en minerales metalíferos, se produce tempranamente la revolución metalúrgica.
Si el Neolítico supuso una gran transformación económica, ésta se basó en la imitación de la Naturaleza mediante la reproducción del ciclo normal de los seres vivos, tanto vegetales (agricultura) como animales (ganadería). Sin embargo, la metalurgia es un producto puro de la invención humana, es un acto de transformación de la materia, desconocido hasta entonces y de enormes consecuencias de aceleración del proceso histórico. El dominio de esta técnica, muy especializada y constituida a partir de experimentación (suma de éxitos y fracasos), transmitida oralmente dentro de castas de artesanos, tuvo una enorme repercusión en todos los ámbitos de la vida: aumento de la rentabilidad agrícola (debido a la mayor capacidad de tala de bosques y mayor profundidad en la roturación de los suelos con el arado provisto de un rejón metálico); mejora de las comunicaciones (con carros más ligeros, ruedas con ejes metálicos y radios; barcos realizados con tablas aserradas y unidas mediante clavos a una gran estructura y su consecuencia en navegaciones de largo alcance) o, como no podía ser menos, en las técnicas de la guerra, acelerando la carrera del armamento en un proceso que llega hasta nuestros días.

El inicio de esta nueva técnica presupone el aprovechamiento de metales nativos, oro y cobre en un principio, ya en épocas neolíticas. La metalurgia, como proceso de transformación de menas metalíferas, transforma la economía neolítica y provoca la demanda de útiles fabricados en nuevos materiales, todo ello en fechas aún discutidas, pero en todo caso anteriores al VII milenio. En Çatal Hüyük (Anatolia), el cobre y el plomo aparecen en su estrato IX, fechado hacia 6350 a.C., si bien el período de los primeros metales, denominado Calcolítico, no se generaliza en Anatolia hasta mediados del VI milenio, después de unos niveles de destrucción en varios yacimientos, como por ejemplo Hacilar. Durante los dos milenios siguientes, la metalurgia se desarrolla y extiende hacia las zonas de los altos valles del Tigris y el Éufrates, y hacia el oeste, a las costas de Siria y hasta Chipre, que pronto se revelará como una verdadera isla metálica por su riqueza en cobre, palabra que, en las lenguas romances, proviene precisamente del griego "kypros" o del latino "cyprium aes", nombres con que se conocía a esta isla y a su metal típico.

A la vez que a Chipre, la llegada de la metalurgia a la zona costera del Egeo se produce entre 3500 y 3200 a.C., fecha en que se funda la ciudad de Troya, situada en el extremo occidental de Anatolia, en una posición inmejorable para controlar las vías de comunicación entre Asia y Europa, o entre los mares Egeo y el Ponto, a través del estrecho de los Dardanelos. La excelencia de su situación queda demostrada por los grandes niveles, correspondientes a otras tantas ciudades que se edificaron y reconstruyeron, una sobre otra, durante unos 3.000 años. En la etapa calcolítica, como en los dos períodos siguientes, Troya no puede ser considerada como una ciudad, pues apenas pasaba de los 80 a 100 metros de diámetro. Más bien constituía una fortaleza, al modo de sus contemporáneas en Grecia, Dímini y otras estaciones. La duración de Troya I fue larga, hasta 2800-2600, fecha en que da paso a Troya II y a la Edad del Bronce, en una transición paulatina y sin sobresaltos, como resultado de su evolución interna. A lo largo del III milenio, como permiten deducir los materiales arqueológicos exhumados por Schliemann y sus sucesores, Troya se colocó a la cabeza de todas las poblaciones del Egeo, actuando como intermediaria entre las culturas metalúrgicas de Anatolia y las aldeas de Grecia continental y las Cícladas. Entre 2400 y 2300, una violenta destrucción acabó con Troya II, debida probablemente a la llegada de nuevos pobladores. El inicio de la edad de los metales en el Egeo, con esta primera etapa del Calcolítico, produjo una importante regionalización en tres grandes áreas: las islas, encabezadas por las centrales Cícladas, Creta, como un territorio que rápidamente desarrollará una fuerte civilización, y la Grecia continental, algo más atrasada respecto a las zonas anteriores. Así comienzan los períodos, contemporáneos unos de otros, denominados respectivamente Cicládico, Minoico y Heládico; las subdivisiones cronológicas de los mismos coinciden grosso modo, décadas arriba o abajo.